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Bienvenido

Soy el Dr. Fernando Solís Lam.

Me especializo en diagnóstico y tratamiento de las enfermedades más frecuentes en adultos.

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Soy Especialista en Diabetes

¿Cómo puedo ayudar a controlar su Diabetes?

Estoy convencido que la educación al paciente es fundamental: ¡Debe conocer su enfermedad!


Tengo mucha experiencia con personas diabéticas y registré las dudas de los pacientes y sus familiares.

En la siguiente sección encontrará respuestas a las preguntas más frecuentes sobre Diabetes...

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Preguntas más frecuentes sobre Diabetes

Envíeme un mensaje a geriatriasolis@hotmail.com si no puede encontrar una respuesta a su pregunta.

La Diabetes Mellitus Tipo 2 (DM2) es una enfermedad metabólica crónica que afecta la forma en que nuestro cuerpo procesa el azúcar (glucosa). Cuando comemos, nuestro sistema digestivo descompone los  alimentos en glucosa, la cual es utilizada como fuente de energía por nuestras células. Para que la glucosa entre en las células, necesitamos una hormona llamada insulina, secretada por el páncreas.

La insulina actúa como una "llave" que abre las puertas de las células para permitir que la glucosa ingrese y sea utilizada. .. PERO en la diabetes mellitus tipo 2  estas puertas no funcionan correctamente por dos razones principales:

  1. Resistencia a la insulina: Las células de nuestro cuerpo se vuelven menos sensibles a la acción de la insulina, lo que significa que necesitamos más cantidad de esta hormona para que la glucosa ingrese a las células.
  2. Baja producción de insulina: En algunos casos, el páncreas no produce suficiente insulina para satisfacer las necesidades del cuerpo.

Como resultado, la glucosa se acumula en la sangre  en lugar de ser utilizada por las células y provoca hiperglucemia.


 La glucosa es un tipo de azúcar que se encuentra en muchos alimentos que consumimos diariamente. Es una fuente de energía esencial para nuestro cuerpo, ya que proporciona combustible para nuestras células y nos permite llevar a cabo todas nuestras actividades diarias.

¿Cuál es el papel de la glucosa en nuestro cuerpo?

Cuando comemos alimentos que contienen carbohidratos, como pan, arroz, frutas o dulces, nuestro cuerpo descompone esos carbohidratos en glucosa durante el proceso de digestión. Luego, esta glucosa ingresa al torrente sanguíneo y se convierte en la principal fuente de energía para nuestras células.

Para que la glucosa pueda ingresar a las células y ser utilizada como energía, se necesita una hormona llamada insulina. La insulina es producida por el páncreas y actúa como una "llave" que permite que la glucosa entre en las células. Esto ayuda a mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de un rango normal y estable.

¿Qué sucede en la diabetes tipo 2 con la glucosa?

En la diabetes mellitus tipo 2, el cuerpo tiene dificultades para utilizar la insulina de manera eficiente. Esto se conoce como resistencia a la insulina. Como resultado, la glucosa tiene dificultades para entrar en las células y se acumula en el torrente sanguíneo, lo que provoca niveles elevados de glucosa en sangre, conocidos como hiperglucemia.

Con el tiempo, la hiperglucemia sostenida puede dañar los vasos sanguíneos y los nervios, lo que lleva a las complicaciones asociadas con la diabetes tipo 2, como problemas en los ojos, riñones, corazón, pies y otras partes del cuerpo.


 La Diabetes Mellitus tipo 2 es una enfermedad compleja y multifactorial. Su origen está relacionado con una combinación de factores genéticos y ambientales. Si bien la predisposición genética puede jugar un papel importante, el estilo de vida y los hábitos también son factores clave en su desarrollo.

Un factor de riesgo crucial para la diabetes tipo 2 es el sedentarismo. La falta de actividad física puede llevar a la obesidad, que a su vez es otro factor de riesgo importante.

Una dieta alta en calorías, grasas saturadas y azúcares puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Por otro lado, una dieta equilibrada y rica en frutas, verduras y alimentos integrales puede ser una poderosa herramienta en la prevención y el manejo de la enfermedad.

La edad también es un factor de riesgo. A medida que envejecemos, es natural que nuestro cuerpo experimente cambios metabólicos que pueden predisponernos a la diabetes tipo 2.

Otro aspecto importante es el historial familiar. Si tienes antecedentes familiares de diabetes tipo 2, es fundamental estar alerta y tomar medidas preventivas para reducir el riesgo.


 La diabetes mellitus tipo 2 sí tiene un componente hereditario. Esto significa que tener antecedentes familiares de diabetes tipo 2 puede aumentar tu riesgo de desarrollar esta enfermedad. Sin embargo, es esencial comprender que la genética no es el único factor que influye en su aparición.

Algunos factores de riesgo que pueden estar relacionados con la predisposición genética a desarrollar diabetes tipo 2 incluyen:

  1. Antecedentes familiares: Si tienes padres, hermanos o abuelos con diabetes tipo 2, tienes un mayor riesgo de desarrollarla.
  2. Edad: A medida que envejecemos, aumenta el riesgo de diabetes tipo 2, aunque actualmente también se está diagnosticando en personas más jóvenes debido a factores de estilo de vida.
  3. Sobrepeso u obesidad: Llevar un exceso de peso, especialmente en la zona abdominal, aumenta significativamente el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
  4. Inactividad física: La falta de actividad física o llevar una vida sedentaria es un factor de riesgo importante.
  5. Alimentación poco saludable: Una dieta rica en alimentos procesados, altos en grasas y azúcares, contribuye al desarrollo de diabetes tipo 2.
  6. Presión arterial alta: La hipertensión arterial también está asociada con un mayor riesgo de diabetes tipo 2.

Es importante destacar que aunque la genética puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, llevar un estilo de vida saludable puede reducir significativamente este riesgo o incluso prevenir su aparición.


Aunque algunos síntomas pueden ser sutiles o pasar desapercibidos, otros pueden ser más evidentes. Aquí te presento algunos de los síntomas más comunes asociados con Diabetes Mellitus Tipo 2:

  1. Sed excesiva y sequedad en la boca: Si sientes sed intensa y tu boca se siente seca con frecuencia, esto podría deberse a la eliminación de glucosa por la orina, lo que lleva a deshidratación.
  2. Aumento de la frecuencia urinaria: Notar que vas al baño con mayor frecuencia, especialmente durante la noche, podría ser un signo de Diabetes. La alta concentración de glucosa en la sangre lleva a los riñones a trabajar más para eliminarla.
  3. Fatiga y debilidad: Sentirse cansado o débil, incluso después de un buen descanso, puede ser un síntoma de Diabetes Mellitus Tipo 2. La glucosa no puede ingresar adecuadamente a las células para ser utilizada como combustible.
  4. Visión borrosa: Los cambios en la nitidez visual pueden ser resultado de variacionesen los niveles de glucosa en sangre que afectan la capacidad del ojo para enfocar correctamente.
  5. Heridas que tardan en sanar: Las heridas o cortes que no cicatrizan rápidamente pueden ser un signo de Diabetes  Mellitus Tipo 2 debido a la disminución del flujo sanguíneo y la reducción de la capacidad de curación del cuerpo.
  6. Infecciones frecuentes: La diabetes afecta el sistema inmunitario, lo que puede hacer que las infecciones, como las infecciones de la piel y del tracto urinario, sean más comunes.

Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden variar en intensidad y no todas las personas con Diabetes Tipo 2 experimentarán todos los signos mencionados. Además, varios síntomas pueden estar presentes también en otras enfermedades, por lo que siempre es esencial buscar atención médica para una evaluación adecuada.


No ignores las señales que tu cuerpo te envía y busca la guía de un profesional de la salud si tienes preocupaciones.


El diagnóstico de la Diabetes Mellitus Tipo 2 es un proceso clave para identificar la enfermedad y tomar las medidas necesarias para su manejo. Los especialistas utilizamos diferentes métodos y pruebas para establecer un diagnóstico certero. A continuación, te presentamos los pasos más comunes del proceso diagnóstico:

  1. Evaluación de los síntomas y factores de riesgo: El médico realizará una entrevista detallada para comprender tus síntomas y cualquier factor de riesgo que puedas presentar, como antecedentes familiares de diabetes, obesidad, sedentarismo o edad.
  2. Análisis de glucosa en ayunas: Se realiza después de un ayuno nocturno de al menos 8 horas, y se analiza una muestra de sangre para medir los niveles de glucosa. Si los resultados muestran niveles de glucosa en sangre mayores o iguales a 126 mg/dL es muy probable que se diagnostique Diabetes Tipo 2.
  3. Prueba de tolerancia a la glucosa oral (PTGO): En esta prueba, se toma una muestra de sangre en ayunas y luego se bebe una solución con una alta cantidad de glucosa. Después de dos horas, se toma otra muestra de sangre para medir los niveles de glucosa. Un valor igual o mayor a 200 mg/dL también podría indicar la presencia de Diabetes Mellitus Tipo 2.
  4. Hemoglobina glicosilada (A1c): Esta prueba mide el nivel promedio de glucosa en sangre durante los últimos 2-3 meses. Un resultado de A1c igual o superior al 6.5% generalmente sugiere Diabetes Mellitus Tipo 2.

Es importante tener en cuenta que, en algunos casos, es posible que el médico solicite realizar más de una prueba para confirmar el diagnóstico y descartar otras enfermedades.


Ambos tipos de diabetes comparten el nombre, pero existen diferencias fundamentales entre ellos:

  1. Causa: La Diabetes Tipo 1 es una enfermedad autoinmune, lo que significa que el sistema inmunológico del cuerpo ataca y destruye las células productoras de insulina en el páncreas. En cambio, la Diabetes Tipo 2 está relacionada con una combinación de factores genéticos y ambientales, como el sobrepeso, la inactividad física y la resistencia a la insulina.
  2. Edades de aparición: La Diabetes Tipo 1 suele diagnosticarse en niños, adolescentes o adultos jóvenes, mientras que la Diabetes Tipo 2 afecta principalmente a adultos, especialmente a partir de los 45 años. No obstante, la Diabetes Tipo 2 también se está volviendo más común en adolescentes y jóvenes debido al aumento de la obesidad.
  3. Tratamiento: Las personas con Diabetes Tipo 1 necesitan inyecciones diarias de insulina desde el inicio de la enfermedad, ya que el páncreas no produce suficiente. En cambio, el tratamiento de la Diabetes Tipo 2 puede variar. Algunos pacientes pueden manejar su condición con cambios en el estilo de vida y medicamentos orales, mientras que otros pueden requerir insulina en algún momento.
  4. Prevención: No se puede prevenir la Diabetes Tipo 1, ya que es causada por factores autoinmunes que están fuera del control de la persona. Sin embargo, la Diabetes Tipo 2 se puede prevenir o retrasar en muchos casos mediante una dieta saludable, actividad física regular y mantener un peso corporal adecuado.

Es importante destacar que cada tipo de diabetes tiene sus propias características y enfoques de tratamiento. Si tiene dudas sobre qué tipo de diabetes tiene o cómo manejarla, contácteme.


 Aquí te presento algunos indicadores clave que te permitirán saber si estás manteniendo tu diabetes bajo control:

  1. Monitoreo regular de la glucosa en sangre: Realizar pruebas de glucosa en sangre en casa te permite conocer tus niveles de azúcar en diferentes momentos del día. Si tus valores de glucosa en sangre se mantienen dentro del rango objetivo establecido por tu médico, generalmente entre 80-130 mg/dl en ayunas y menos de 180 mg/dl dos horas después de las comidas, esto es un indicador positivo de que estás bien controlado.
  2. Hemoglobina glicosilada (HbA1c) en rango objetivo: La A1c es una medida del control glucémico a largo plazo. Un resultado de HbA1c igual o inferior al 7% generalmente indica que estás manteniendo tus niveles de glucosa en sangre bajo control durante los últimos 2-3 meses.
  3. Presión arterial dentro del rango recomendado: La Diabetes Tipo 2 puede aumentar el riesgo de desarrollar hipertensión. Si tus niveles de presión arterial están dentro del rango objetivo establecido por tu médico, generalmente alrededor de 130/80 mmHg o menos, esto es un signo positivo de un buen control de la diabetes y la presión arterial.
  4. Perfil lipídico en valores recomendados: La Diabetes Tipo 2 también puede influir en los niveles de lípidos en sangre, como el colesterol y los triglicéridos. Si tus niveles de colesterol LDL "malo" están dentro de los valores recomendados y el colesterol HDL "bueno" está en un nivel adecuado, esto es un indicador positivo de un buen control.
  5. Ausencia de complicaciones diabéticas: Si no estás experimentando complicaciones relacionadas con la diabetes, como problemas en los ojos, los riñones o los pies, esto sugiere que estás llevando un control adecuado y evitando el progreso de la enfermedad.

Recuerda que mantener un estilo de vida saludable, incluyendo una dieta equilibrada, actividad física regular y el seguimiento adecuado de tu plan de tratamiento, es esencial para alcanzar y mantener un buen control de la Diabetes Tipo 2. 


 La hemoglobina glucosilada, también conocida como hemoglobina glicosilada o HbA1c, es una prueba de laboratorio utilizada para evaluar el control de la glucosa en sangre a lo largo del tiempo en personas con diabetes tipo 2. La hemoglobina es una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos de la sangre y es la encargada de transportar el oxígeno desde los pulmones hacia todas las células del cuerpo.

¿Cómo funciona la prueba de hemoglobina glucosilada?

Cuando hay un exceso de glucosa en la sangre debido a la diabetes, una parte de esta glucosa se une a la hemoglobina. Cuanto más alta sea la concentración de glucosa en sangre durante un período de tiempo prolongado, mayor será la cantidad de glucosa unida a la hemoglobina.

La prueba de hemoglobina glucosilada se realiza mediante un análisis de sangre, y muestra el porcentaje de hemoglobina que ha sido "glucosilada" en los últimos dos o tres meses. Esto proporciona una medida del control de la glucosa en sangre a largo plazo y es una forma eficaz de evaluar el manejo de la diabetes durante ese período.

¿Cuál es el valor objetivo de HbA1c en personas con diabetes tipo 2?

El valor recomendado de HbA1c en personas con diabetes tipo 2 puede variar según las características individuales de cada paciente. Sin embargo, en general, se busca mantener el nivel de HbA1c por debajo del 7%. Este nivel se asocia con un menor riesgo de complicaciones relacionadas con la diabetes. En algunas personas, por ejemplo adultos mayores, los valores óptimos de hemoglobina glucosilada son menos estrictos.


 Lamentablemente, hasta la fecha, no existe una cura definitiva para esta enfermedad. Sin embargo, esto no significa que no haya esperanza para una vida saludable y plena con diabetes.

Es importante entender que la diabetes tipo 2 puede ser controlada y manejada de manera efectiva con un enfoque integral: la combinación de cambios en el estilo de vida, consulta médica regular y adherencia a un plan de tratamiento personalizado ayuda a mantener los niveles de glucosa en sangre bajo control y prevenir complicaciones a largo plazo.


El primer paso en el manejo de la diabetes es la educación. Comprender cómo afecta la enfermedad al cuerpo, aprender sobre la importancia de una dieta equilibrada, la actividad física regular y el monitoreo regular de los niveles de glucosa son esenciales para un buen control.


HIPOglucemia:

La hipoglucemia ocurre cuando los niveles de glucosa en sangre son más bajos de lo normal, generalmente por debajo de 70 mg/dL. Esto puede ocurrir en personas con diabetes tipo 2 que toman medicamentos para reducir la glucosa en sangre, como insulina o ciertos medicamentos hipoglucemiantes orales.

Síntomas de HIPOglucemia:

La hipoglucemia puede manifestarse con una variedad de síntomas, que pueden variar de una persona a otra. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

  1. Sensación de hambre intensa.
  2. Temblores o sudoración excesiva.
  3. Palpitaciones o taquicardia.
  4. Mareos o debilidad.
  5. Dificultad para concentrarse.
  6. Irritabilidad o cambios de humor.
  7. Visión borrosa.
  8. Hormigueo en los labios o la lengua.

Tratamiento de la HIPOglucemia:

Si experimentas síntomas de hipoglucemia, es importante actuar rápidamente para elevar los niveles de glucosa en sangre. Algunas medidas que puedes tomar incluyen:

  1. Consumir rápidamente alimentos ricos en carbohidratos de rápida absorción, como tabletas de glucosa, jugo de naranja o refresco regular.
  2. Esperar aproximadamente 15 minutos y volver a medir los niveles de glucosa en sangre.
  3. Si los síntomas persisten o los niveles de glucosa son muy bajos, busca atención médica de inmediato.


HIPERglucemia:

La HIPERglucemia, por otro lado, es cuando los niveles de glucosa en sangre son más altos de lo normal, generalmente por encima de 180 mg/dL. Esto ocurre cuando el cuerpo no produce suficiente insulina o no la utiliza eficazmente en el caso de la diabetes tipo 2.

Síntomas de la HIPERglucemia:

Los síntomas de la hiperglucemia pueden incluir:

  1. Sed excesiva.
  2. Orinar frecuentemente frecuente.
  3. Fatiga o debilidad.
  4. Visión borrosa.
  5. Sequedad en la boca.
  6. Infecciones recurrentes, como infecciones urinarias o en la piel.
  7. Heridas que tardan en sanar.

Tratamiento de la HIPERglucemia:

El tratamiento de la HIPERglucemia implica tomar medidas para bajar los niveles de glucosa en sangre. Algunas acciones que puedes tomar incluyen:

  1. Seguir el plan de tratamiento prescrito por el médico, que puede incluir ajustes en medicamentos, dieta y ejercicio.
  2. Mantenerse hidratado bebiendo suficiente agua.
  3. Realizar actividad física de forma regular para mejorar la sensibilidad a la insulina.
  4. Evitar alimentos y bebidas con alto contenido de azúcar.


Consulta con tu médico si te sucede frecuentemente, para que ajuste tu tratamiento


 La comida mexicana es rica en sabores y tradiciones culinarias que se pueden adaptar para el control de la Diabetes Mellitus Tipo 2. Aquí te presento algunas recomendaciones generales para saborear la vida mientras cuidas de tu salud:

  1. Base tu dieta en alimentos naturales: Opta por alimentos frescos y naturales, como verduras, frutas, granos enteros y proteínas magras. Estos alimentos son ricos en nutrientes y fibra, lo que ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre.
  2. Aprovecha la riqueza de vegetales mexicanos: Incorpora una variedad de vegetales mexicanos en tus comidas, como nopales, calabacitas, chayote, jitomate, chiles y espinacas. Estos vegetales son bajos en calorías y ricos en vitaminas y minerales.
  3. Control de carbohidratos: Elige carbohidratos de calidad y de índice glucémico bajo, como tortillas de maíz integral, frijoles, arroz integral y quinoa. Evita el exceso de carbohidratos refinados y azúcares añadidos (alimentos industrializados).
  4. Proteínas magras mexicanas: Disfruta de proteínas magras como pollo, pescado, pavo y carne de res magra en tus tacos, guisos y ensaladas. Estas proteínas ayudan a mantener la saciedad y estabilizar los niveles de glucosa en sangre.
  5. Grasas saludables: Incorpora grasas saludables en tu dieta, como aguacate, nueces, almendras y aceite de oliva. Estas grasas son beneficiosas para la salud del corazón y pueden ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre.
  6. Sazona con hierbas y especias: Aprovecha las hierbas y especias mexicanas para realzar el sabor de tus platillos, como cilantro, ajo, cebolla, orégano y comino. Estas opciones añaden sabor sin añadir calorías adicionales.
  7. Moderación en el consumo de alcohol: Si decides beber alcohol, hazlo con moderación y elige opciones bajas en calorías y azúcares, como una copa de vino tinto.
  8. Hidratación: Mantente bien hidratado bebiendo agua y evitando bebidas azucaradas.
  9. Tamaño de las porciones: Controla las porciones para evitar excesos y mantener un equilibrio adecuado en tu dieta.
  10. Monitoreo de glucosa: Controla regularmente tus niveles de glucosa en sangre para mantener un registro de tu control y ajustar tu dieta si es necesario.

Recuerda que cada persona es única y es esencial trabajar con un profesional Nutriólogo/a  para personalizar tu plan alimentario según tus necesidades y objetivos específicos. 


El índice glucémico (IG) es una medida que nos indica cómo los alimentos que contienen carbohidratos pueden afectar nuestros niveles de glucosa en sangre después de comerlos. Esta medida se basa en una escala del 0 al 100, donde 100 representa un aumento rápido y significativo de glucosa en sangre, similar al efecto que produce comer glucosa pura.

Ahora, aquí tienes algunos ejemplos prácticos:

  1. Alimentos con índice glucémico bajo (IG de 1 a 55): Estos alimentos provocan un aumento gradual y moderado en los niveles de glucosa en sangre. Son los más recomendados para las personas con diabetes, ya que ayudan a mantener niveles de azúcar estables. Algunos ejemplos son: legumbres (lentejas, garbanzos), frutas no tan maduras (manzana, peras), verduras (brócoli, espinacas)
  2. Alimentos con índice glucémico medio (IG de 56 a 69): Estos alimentos pueden causar un aumento moderado y un poco más rápido en los niveles de glucosa en sangre. Algunos ejemplos son: arroz integral, avena, pan integral.
  3. Alimentos con índice glucémico alto (IG de 70 o más): Estos alimentos pueden elevar rápidamente los niveles de glucosa en sangre y se deben consumir con moderación. Algunos ejemplos son: pan blanco, papas, cereales azucarados.


En general, los alimentos menos procesados tienden a tener un índice glucémico más bajo que los alimentos altamente procesados. Por ejemplo, el arroz integral tiene un IG más bajo que el arroz blanco porque conserva su capa de salvado, que es rica en fibra.


Una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables, es la base para un buen control de la glucosa en sangre.


Metformina es un fármaco oral, es decir, se toma por vía oral en forma de tabletas. Su función principal es ayudar a controlar los niveles de glucosa ("azúcar") en la sangre.

Te explico algunas razones por las cuales los médicos prescriben la metformina:

  1. Reducción de la producción de glucosa en el hígado: La metformina disminuye la producción de glucosa en el hígado. Esto es importante porque en la Diabetes Mellitus Tipo 2, el hígado puede producir demasiada glucosa, lo que eleva los niveles de azúcar en sangre.
  2. Mejora la sensibilidad a la insulina: La metformina ayuda a que las células del cuerpo sean más sensibles a la insulina, una hormona que ayuda a que la glucosa entre en las células para ser utilizada como combustible. Mejorar la sensibilidad a la insulina ayuda a que la glucosa sea utilizada de manera más efectiva por el cuerpo.
  3. Disminución de la absorción de glucosa en el intestino: La metformina también puede reducir la absorción de glucosa en el intestino, lo que contribuye a mantener los niveles de azúcar más estables después de las comidas.
  4. Protección cardiovascular: Se ha observado que la metformina tiene efectos beneficiosos en la protección del sistema cardiovascular, lo que es importante para las personas con Diabetes Tipo 2, ya que tienen un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  5. Control del peso corporal: Algunas personas pueden experimentar una modesta reducción en el peso corporal al tomar metformina, lo cual puede ser beneficioso para aquellos con sobrepeso u obesidad, ya que el peso corporal influye en la sensibilidad a la insulina.


Recuerda que el uso de metformina debe ser indicado y supervisado por un médico. La dosis y la duración del tratamiento se ajustarán según las necesidades individuales de cada paciente.


 Primero, la insulina es una hormona producida naturalmente por el páncreas que juega un papel crucial en el control de los niveles de glucosa (azúcar) en sangre. En las personas con Diabetes Mellitus Tipo 2, el cuerpo puede tener dificultades para producir suficiente insulina o para utilizarla adecuadamente, lo que puede provocar niveles altos de glucosa en sangre.

El uso de insulina es una opción de tratamiento común y efectiva para muchas personas con Diabetes Mellitus Tipo 2, y es importante entender que no es "mala". De hecho, la insulina puede ser una herramienta valiosísima para ayudar a controlar los niveles de glucosa en sangre y mejorar la calidad de vida.


Aquí tienes algunos puntos clave sobre el uso de insulina:

  1. Beneficios de la insulina: La insulina permite que la glucosa ingrese a las células del cuerpo, donde se utiliza para obtener energía. Al reducir los niveles de glucosa en sangre, la insulina ayuda a prevenir complicaciones a largo plazo asociadas con la diabetes, como problemas cardiovasculares, renales y oculares.
  2. Complemento del tratamiento: En muchos casos, el uso de insulina se prescribe cuando otras opciones de tratamiento, como cambios en la dieta, el ejercicio y medicamentos orales, no han sido suficientes para mantener los niveles de glucosa bajo control.
  3. Dosis personalizadas: La dosis de insulina se adapta de manera individualizada para cada persona, según sus necesidades y respuesta al tratamiento.
  4. Formas de administración: La insulina se puede administrar mediante inyecciones con jeringas, plumas de insulina o bombas de insulina. Las inyecciones son generalmente indoloras y sencillas de realizar.

Es importante recordar que el uso de insulina no es un fracaso ni indica que una persona esté haciendo algo mal. La diabetes es una enfermedad compleja y cada individuo responde de manera diferente a los tratamientos. Usar insulina es solo una estrategia para mantener los niveles de glucosa bajo control y mejorar la salud en general.


Su función principal es permitir que la glucosa ingrese a nuestras células, donde se utiliza como fuente de energía. Para ello, la insulina actúa de la siguiente manera:

  1. Producción: La insulina es producida en el páncreas, por unas células especializadas: células beta de los islotes de Langerhans.
  2. Estímulo: Cuando comemos, especialmente alimentos que contienen carbohidratos, nuestro nivel de glucosa en sangre aumenta.
  3. Respuesta pancreática: En respuesta al aumento de glucosa en sangre, el páncreas libera insulina al torrente sanguíneo.
  4. Apertura de puertas: La insulina actúa como una "llave" que permite que las células abran sus "puertas" y permitan que la glucosa ingrese.
  5. Uso de glucosa: Una vez dentro de las células, la glucosa se utiliza para obtener energía y realizar diversas funciones metabólicas.

Por lo tanto, la insulina es esencial para mantener un equilibrio adecuado de glucosa en sangre. Cuando hay suficiente insulina y las células responden adecuadamente, los niveles de glucosa se mantienen estables, pero... en la Diabetes Mellitus Tipo 2, el cuerpo puede tener dificultades para utilizar la insulina de manera efectiva, lo que se conoce como resistencia a la insulina. Como resultado, los niveles de glucosa en sangre pueden elevarse, y es aquí donde se requiere un manejo adecuado para evitar complicaciones a largo plazo.


  Las complicaciones pueden incluir:

  1. Enfermedades cardiovasculares: La diabetes puede aumentar el riesgo de problemas cardíacos, como enfermedades del corazón, infartos y accidentes cerebrovasculares.
  2. Daño a los nervios (neuropatía): La alta glucosa en sangre puede dañar los nervios, lo que puede causar entumecimiento, hormigueo y dolor, principalmente en pies y manos.
  3. Problemas oculares: La diabetes puede afectar los ojos y aumentar el riesgo de cataratas, glaucoma y daño a la retina (retinopatía diabética).
  4. Enfermedad renal (nefropatía): La diabetes no controlada puede dañar los riñones y, en casos graves, conducir a la insuficiencia renal.
  5. Problemas en los pies: El daño a los nervios y los problemas circulatorios pueden aumentar el riesgo de úlceras y amputaciones en los pies.
  6. Problemas de la piel: La diabetes puede causar infecciones y problemas de cicatrización en la piel.
  7. Problemas de salud sexual: La diabetes puede afectar la función sexual en hombres y mujeres.
  8. Problemas dentales: Las personas con diabetes pueden ser más susceptibles a problemas dentales, como enfermedades de las encías.

Recuerde que el manejo de la diabetes es un trabajo constante. Envíame un mensaje por Whatsapp y agenda una consulta para saber más y mantener su diabetes bajo control.


La neuropatía diabética es una complicación de la diabetes mellitus tipo 2 que afecta los nervios del cuerpo. Cuando una persona tiene niveles elevados de glucosa en sangre durante mucho tiempo, puede dañar los vasos sanguíneos que irrigan los nervios. Esto puede interferir con la capacidad de los nervios para transmitir mensajes entre el cerebro y otras partes del cuerpo.

¿Cuáles son los síntomas de la neuropatía diabética?

La neuropatía diabética puede presentarse de diferentes maneras y sus síntomas varían de una persona a otra. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

  1. Dolor: Puede ser punzante, ardiente o de tipo eléctrico y generalmente afecta los pies y las piernas, pero también puede afectar las manos y los brazos.
  2. Hormigueo o entumecimiento: Sensación de tener "hormigas" en la piel o una disminución de la sensibilidad en las extremidades.
  3. Debilidad muscular: Dificultad para realizar ciertos movimientos debido a la afectación de los nervios motores.
  4. Problemas digestivos: La neuropatía puede afectar los nervios que controlan el sistema digestivo, lo que puede llevar a problemas como náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento.
  5. Problemas urinarios: Puede haber dificultad para vaciar completamente la vejiga o una mayor frecuencia de micción.
  6. Dificultad sexual: La neuropatía puede afectar los nervios que controlan las funciones sexuales, lo que puede resultar en disfunción eréctil en hombres y dificultades sexuales en mujeres.

¿Cómo se previene y trata la neuropatía diabética?

La mejor manera de prevenir la neuropatía diabética es mantener un buen control de los niveles de glucosa en sangre. Para lograrlo, es importante seguir el plan de tratamiento prescrito por el médico, que puede incluir medicamentos, una dieta saludable y actividad física regular.

Si la neuropatía diabética ya está presente, existen enfoques de tratamiento para ayudar a manejar los síntomas y prevenir su progresión:

  1. Medicamentos: El médico puede recetar medicamentos para aliviar el dolor y otros síntomas, como antidepresivos tricíclicos, anticonvulsivos o analgésicos.
  2. Control de la glucosa: Mantener niveles estables de glucosa en sangre puede ayudar a prevenir el empeoramiento de la neuropatía.
  3. Cuidado de los pies: Mantener una buena higiene y revisar regularmente los pies en busca de cortes, heridas o úlceras es fundamental para prevenir complicaciones.
  4. Terapia física y ocupacional: Estas terapias pueden ayudar a mejorar la fuerza muscular y la coordinación, lo que contribuye a mantener la movilidad y prevenir caídas.
  5. Cambios en el estilo de vida: Mantener una dieta equilibrada, realizar ejercicio regularmente, evitar el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol son prácticas fundamentales.


El pie diabético es una complicación potencialmente grave que puede afectar a las personas con diabetes mellitus tipo 2. Se produce debido a daños en los nervios (neuropatía diabética) y en los vasos sanguíneos (enfermedad vascular periférica) asociados con niveles persistentemente altos de azúcar en sangre.

¿Por qué el pie diabético es importante?

El pie diabético es un tema de gran atención porque las complicaciones que pueden surgir a partir de esta afección pueden ser severas y potencialmente conducir a amputaciones. La combinación de neuropatía y enfermedad vascular periférica puede disminuir la sensibilidad en los pies, lo que dificulta la detección temprana de lesiones y úlceras. Además, la mala circulación dificulta la capacidad del pie para sanar adecuadamente.

¿Cuáles son los factores de riesgo para desarrollar pie diabético?

Existen varios factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades de desarrollar pie diabético:

  1. Control deficiente de la glucosa en sangre: Mantener los niveles de azúcar en sangre dentro del rango objetivo es crucial para prevenir complicaciones.
  2. Tiempo de duración de la diabetes: Cuanto más tiempo se haya tenido diabetes, mayor es el riesgo de desarrollar esta complicación.
  3. Presión arterial alta y colesterol elevado: Estos factores pueden afectar negativamente la salud de los vasos sanguíneos.
  4. Tabaquismo: Fumar puede agravar la enfermedad vascular y reducir la circulación en los pies.
  5. Sedentarismo: La falta de actividad física puede afectar negativamente la circulación y el bienestar general.
  6. Obesidad: El exceso de peso puede ejercer más presión sobre los pies y empeorar la circulación.

¿Cómo se puede prevenir y cuidar el pie diabético?

La prevención y el cuidado adecuado son fundamentales para reducir el riesgo de complicaciones en los pies. Aquí tienes algunas recomendaciones esenciales:

  1. Controla tus niveles de glucosa en sangre: Sigue el plan de tratamiento prescrito por tu médico y realiza un seguimiento regular de tus niveles de azúcar.
  2. Revisa tus pies diariamente: Examina tus pies en busca de cualquier corte, ampolla, enrojecimiento o hinchazón. Si tienes dificultades para ver tus pies, pide ayuda a un familiar o utiliza un espejo de mano.
  3. Mantén tus pies limpios y secos: Lava tus pies con agua tibia y sécalos bien, prestando especial atención a los espacios entre los dedos.
  4. Utiliza calzado adecuado: Usa zapatos cómodos y que se ajusten bien, preferiblemente hechos de materiales que permitan la transpiración. Evita el uso de sandalias y zapatos sin soporte.
  5. Deja de fumar: Si eres fumador, busca ayuda para dejar el hábito y mejorar la salud de tus pies y vasos sanguíneos.
  6. Realiza actividad física regular: Consulta con tu médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicios y busca actividades que mejoren la circulación y el bienestar.


La retinopatía diabética es una complicación ocular que puede afectar a las personas que tienen diabetes mellitus tipo 2. Esta afección se desarrolla debido a los altos niveles de glucosa en sangre a lo largo del tiempo, que pueden dañar los vasos sanguíneos de la retina, la capa sensible a la luz ubicada en la parte posterior del ojo.

¿Cuáles son los síntomas de la retinopatía diabética?

En las etapas iniciales, la retinopatía diabética puede no presentar síntomas notorios, lo que hace que la detección temprana sea crucial. Sin embargo, a medida que avanza, los siguientes síntomas pueden aparecer:

  1. Visión borrosa: Dificultad para enfocar correctamente o percibir imágenes de manera nítida.
  2. Manchas o puntos oscuros: Pérdida de partes de la visión, como si se mirara a través de un velo oscuro.
  3. Visión nocturna reducida: Dificultad para ver con poca luz o en la oscuridad.
  4. Cambios en la percepción de los colores: Algunas personas pueden experimentar dificultades para distinguir colores.

¿Cómo se previene y trata la retinopatía diabética?

La prevención y el control temprano son fundamentales para evitar complicaciones visuales graves. Aquí hay algunas medidas importantes:

  1. Control de la glucosa en sangre: Mantener los niveles de azúcar en sangre dentro del rango objetivo establecido por el médico.
  2. Exámenes oculares regulares: Realizar exámenes de la vista al menos una vez al año o según las indicaciones del oftalmólogo.
  3. Control de la presión arterial y los lípidos: Mantener una presión arterial y niveles de lípidos saludables también ayuda a proteger los ojos.
  4. Dejar de fumar: El tabaquismo puede empeorar la retinopatía diabética.
  5. Tratamiento temprano: Si se detectan cambios en la retina, se pueden aplicar tratamientos, como láser o inyecciones intraoculares, para prevenir la progresión de la enfermedad.


La nefropatía diabética es una complicación específica de la diabetes mellitus tipo 2 que afecta los riñones. En esta afección, los altos niveles de glucosa en sangre durante un tiempo prolongado pueden dañar los vasos sanguíneos pequeños y los filtros renales (glomérulos) en los riñones. A medida que la enfermedad progresa, la capacidad de los riñones para filtrar adecuadamente los desechos y el exceso de líquidos del torrente sanguíneo se ve comprometida.

¿Cómo se desarrolla la nefropatía diabética?

Cuando los riñones funcionan normalmente, filtran la sangre, eliminan los productos de desecho y reabsorben sustancias necesarias para el cuerpo. Sin embargo, en la nefropatía diabética, el daño causado a los vasos sanguíneos y glomérulos provoca una pérdida progresiva de proteínas en la orina, lo que se conoce como microalbuminuria. Con el tiempo, este problema puede empeorar y llevar a una eliminación significativa de proteínas en la orina, llamada proteinuria, que es un signo de daño renal más grave.

El daño continuo puede llevar a la insuficiencia renal, donde los riñones ya no pueden filtrar adecuadamente los desechos y líquidos, lo que puede requerir diálisis o un trasplante renal.

¿Cuáles son los síntomas de la nefropatía diabética?

En las primeras etapas, la nefropatía diabética puede no presentar síntomas notorios. Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, pueden surgir algunos signos y síntomas, como:

  1. Proteinuria: Eliminación significativa de proteínas en la orina, que puede detectarse mediante un análisis de orina.
  2. Edema: Hinchazón en los pies, tobillos o manos debido a la retención de líquidos.
  3. Fatiga: Sensación de cansancio o debilidad.
  4. Presión arterial elevada: La nefropatía diabética puede afectar la regulación de la presión arterial.


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